¡Te invitamos a conocer mas sobre nuestra invitada!
¿Quién es
Andrea G. Dones?
Si te describieras. ¿Cómo lo
harías?
Diría
que tengo muchos matices, que soy muy apasionada e intelectualmente inquieta,
siempre busco algo nuevo que aprender. También diría que soy ese tipo de
personas que cada vez que se tropieza con una piedra en el camino, se levanta
más fuerte que antes, aunque le lleve un tiempo sacudirse el polvo.
La fidelidad a mí misma, la honestidad, la resiliencia
y la sensibilidad hacia el mundo. Y, por encima de todas las cosas, ser buena
gente.
¿Qué
representa tu estilo para ti?
Mi estilo es algo muy importante para mí. Con apenas
10 u 11 años descubrí la música rock y recuerdo que me quedé fascinada. Por
aquel entonces yo no era una niña feliz, me sentía invisible en un ambiente
familiar y escolar complicados, y descubrir aquello me hizo sentir que
encontraba un huequito en el mundo donde encajar. A partir de ahí empecé a
buscar mi lugar, mi voz y mi camino. Por eso, aunque por fuera sólo se trate de
vestir de negro o llevar el pelo de colores, para mí representa mi independencia,
mi marca, mi esencia como individuo.
¿De dónde surgió la pasión de escribir?
Nunca supe
por qué empecé a escribir, pero sí cuándo. De pequeña mi madre me regalaba
libros de poesía para niños cuando apenas aprendía a leer y escribir, y supongo
que para mí era tan natural escribir poesía como mi propio nombre. Con ocho
años empecé a escribir poesías que iba dejando tiradas por toda la casa y gané
mi primer concurso literario, en el colegio. Ahora, después de muchos años,
sigo teniendo esa necesidad natural de contar cosas, de transmitir lo que llevo
dentro.
¿Qué otras pasiones tienes a parte de la
literatura?
Las artes en
general me llenan. Desde la belleza y la robustez de la arquitectura y la
escultura, hasta la delicadeza efímera de la música. Creo que todo cuenta
historias y me apasiona intentar buscarlas detrás de una obra. La música tiene
la capacidad de cambiar mi estado de ánimo de un extremo a otro en cuestión de
segundos, y es una de las herramientas más importantes que utilizo a la hora de
escribir. El cine también me apasiona, ya que cuenta con la unión de todas las
artes en una sola. Es una explosión para los sentidos.
Dejando las
artes a un lado, también me apasiona la ciencia, especialmente la medicina y la
psicología, a la que me dedico.
¿Qué es lo que te gusta de tu
carrera de Psicología?
Me
apasiona. Hay tanto de psicología en el mundo, aunque no nos demos cuenta, que
es fascinante poder contemplarlo a través del cristal de esta disciplina. Todo
es interesante, pero mi pasión se centra especialmente en la psicología clínica
y la neuropsicología: no hay nada más gratificante que estudiar la ciencia de
nuestro cerebro para poder ayudar a todas esas personas que lo necesitan. La
salud mental es una gran olvidada y, sin embargo, de profunda importancia para
el ser humano. Mi meta en la vida es mejorar la calidad de vida de las personas
que conviven día a día con algún tipo de enfermedad mental.
¿Qué dificultades se te han
presentado?
He
tenido muchas dificultades en todos los ámbitos de mi vida. Desde la niñez, no
tuve una infancia fácil, y eso ha dejado mucha huella en lo que soy hoy en día,
como mi inseguridad. A la hora de escribir siempre tengo muchas dudas, tengo
ganas de tirar la toalla y pienso que no merece la pena. Sobre todo, cuando
estoy pasando por un mal momento o cuando no tengo tiempo para escribir. En
esos momentos me pregunto si no debería rendirme y no perseguir mis sueños.
Pero al final siempre me levanto, me fuerzo a coger impulso y me lanzo de
cabeza. Nadie va a hacerlo por nosotros, eso es algo que también aprendí a la
fuerza.
¿En qué te
enfocas para poder escribir?
Lo primero, lo más esencial, es empaparme de la
esencia de lo que quiero escribir. La música, como he dicho, me ayuda muchísimo
a “calentar” el estado de ánimo. Así, es mucho más fácil poder empezar a pensar
en un guion o simplemente dejar que surjan las palabras. No puedo escribir si
mis emociones no están alineadas con la historia que quiero contar.
Una infusión calentita también me ayuda mucho, es una
especie de fetiche cuando escribo.
Al iniciar
como escritora. ¿Qué fue lo más difícil?
Dar el paso. He escrito durante prácticamente toda mi
vida, pero durante muchos años nadie lo supo. En mi casa tardaron bastante
tiempo en darse cuenta de que escribía o qué cosas escribía, así que pasé
desapercibida mucho tiempo. Un día, un profesor del colegio me dio un cartel
que había encontrado por la calle sobre un concurso literario y vi que había
alguien que creía en mí. Entonces empecé a pensar en la posibilidad de
enseñarle al mundo lo que escribía. Pocos años después, di el paso y publiqué
mi primer libro de poesía. Aquel día decidí que no importaba cómo de duro fuese
el camino, seguiría en él hasta el final. Yo quería ser escritora.
¿Cuáles son tus metas por
cumplir a largo plazo?
A
largo plazo, quiero hacerme un nombre. Me gustaría poder firmar con una editorial
grande. Sueño con publicar en varios países y que mi obra se traduzca a otros
idiomas. Soy consciente de que es apuntar demasiado alto, pero alguien me dijo
una vez que cuanto más alto apuntemos, más nos forzamos y nos estiramos a
nosotros mismos para llegar a ello. Si nuestras metas son más alcanzables,
quizá nos quedemos más abajo de donde podríamos haber llegado si nos hubiéramos
exigido más. Así que siempre trato de apuntar al cielo para poder dar lo mejor
de mí misma.
¿Quiénes son
las personas especiales que te acompañan a soñar?
Mi familia. Mi madre y mis hermanos, aunque no siempre
hemos estado muy unidos, son ahora un pilar muy importante. Sé que ellos creen
en mí y me animan a perseguir mis sueños. Pero, sobre todo, el más esencial, es
mi pareja. Él siempre ha estado a mi lado cuando lo he necesitado y es quien
trabaja cada día para que yo no me venga abajo, para que no desista y para que
recuerde mis metas. Él saca lo mejor de mí, es lo más maravilloso que me ha
pasado en la vida.
Paroxismo es como una
herida abierta, como una cicatriz que a veces aún escuece. Es el resultado de
toda una infancia y una adolescencia caóticas, inestables y dolorosas. Es un
grito de auxilio, la mirada de una chica que no comprende las cosas que le
pasan. Es la necesidad de vomitar todo el torbellino de sensaciones que sentía
y que canalizaba a través de la escritura antes de que me estallara el pecho.
Está dividido en tres secciones, Familia, Eros y Thanatos, en las que trato temas tan diversos como el abandono, la traición, el amor, el sexo, la enfermedad, la autodestrucción, la muerte o la inocencia perdida.
Es un trozo de mi alma en bruto, sin filtros.
Está dividido en tres secciones, Familia, Eros y Thanatos, en las que trato temas tan diversos como el abandono, la traición, el amor, el sexo, la enfermedad, la autodestrucción, la muerte o la inocencia perdida.
Es un trozo de mi alma en bruto, sin filtros.
¿Recuerdas
alguna anécdota relacionada a tu novela?
Muchísimas. Todas y cada una de las páginas de Paroxismo tiene una historia detrás,
todo está relacionado directamente con mi propia experiencia. Sería imposible
contar una sola de ella sin tener que escribir una autobiografía completa.
Tanto en la primera edición como en la segunda, busqué
algo visual que tuviera elementos sencillos, contrastes, claroscuros. En cuanto
al título, ‘Paroxismo’, según la RAE, tiene tres acepciones:
1. m. Exaltación extrema de los afectos y pasiones.
1. m. Exaltación extrema de los afectos y pasiones.
2. m. Med.
Exacerbación de una enfermedad.
3. m. Med.
Accidente peligroso o casi mortal, en que el paciente pierde el sentido y la
acción por largo tiempo.
Quizá eso es un reflejo de lo que representa también
el libro, la pureza de los sentimientos, en crudo, sin filtrar. La visceralidad
de quien se entrega por completo, el éxtasis de una pasión que llega a rozar
incluso lo patológico.
¿Cómo invitarías al público a leer tu libro?
Les invitaría diciendo que se olviden de todo lo que
hayan leído hasta ahora de poesía. Paroxismo viene para desterrar la prosa que
todos hemos estudiado en el colegio y que tantos han aborrecido. Llega para
entrar en el lector como una imagen vívida y en ocasiones asfixiante. Paroxismo
está escrito para romper nuestros esquemas, y más aún si al leerlo sabemos que
los poemas fueron escritos entre los ocho y los veinte años de edad. Es un dato
que te destroza por dentro y que considero de vital importancia para
comprenderlo en toda su esencia.
¿Estás satisfecha con los resultados obtenidos de tu trabajo en todos
los aspectos?
Nunca estoy satisfecha, siempre busco
perfeccionar más lo que hago, soy muy insegura en ese aspecto. Por eso muchas
veces tengo que dejar mis obras abandonas en un cajón y distanciarme de ellas.
Después de un tiempo, cuando las releo, puedo ser más objetiva. Es entonces
cuando puedo juzgar realmente dónde estoy y cómo de lejos puedo llegar. Cuando
vi que mi libro consiguió ser el número uno más vendido de poesía en Amazon, no
me lo podía creer, especialmente con la poca popularidad que tiene la poesía en
nuestros tiempos, pero me hizo darme cuenta de que cuando lo das todo y te
dejas la piel en lo que haces, tiene su recompensa. El mundo editorial es un
camino muy difícil, pero viendo lo que estoy consiguiendo nada más empezar y
siendo tan joven, con las críticas que estoy recibiendo, me da esperanzas para
pensar que mi futuro puede estar plagado de letras.
¿Qué experiencia te ha dejado tu primer libro?
Una experiencia agridulce. Los comienzos
siempre son duros y más cuando tienes que salir adelante prácticamente solo de
entre todo un mar de autores y hacerte ver. Sin embargo, he aprendido muchísimo
y ahora me siento más preparada y más segura para mi próximo paso.
¿Qué es más importante al elegir un libro, la popularidad del autor o que
realmente la historia te trasmita desde principio a fin?
La historia, sin duda. Hay autores muy
populares cuyas historias me han aburrido y ensombrecido hasta las pasiones. Un
nombre famoso no siempre es sinónimo de calidad, y son las historias y los
personajes, el mensaje, en definitiva, lo que hace que nuestro corazón lata un
poco más rápido, que la lágrima se escurra entre los párpados y lo que nos
enriquece el alma un poquito más.
Lo aborrezco. Muchos autores pecan
llenando páginas y páginas para abultar el tamaño de su novela y terminan
cansando y aburriendo al lector. Yo quizá peco precisamente de lo contrario,
tiendo a escribir en fotogramas, como en una película, centrándome únicamente
en lo esencial de la historia, en lo que quiero que el lector vea en su cabeza.
Esto muchas veces me trae problemas a la hora de enlazar escenas o al
equilibrar el ritmo de una novela. Aún estoy buscando el punto medio, me queda
mucho que aprender.
Imaginemos que vamos a realizar una pócima para
crear un libro. ¿Qué elementos debe
tener un libro?
Personajes
con personalidad propia, una historia con profundidad y realismo psicológico,
una ambientación cuidada y, sobre todo, no traicionar al lector con argumentos
falaces, sacándose cosas de la manga al final del libro o desinformando sobre
algún tema en la vida real.
Imaginemos que vamos a realizar una pócima para
convertir a escritores en sapos. ¿Quiénes serían los elegidos? ¿Por qué?
La verdad es que no soy muy de odiar
escritores ni libros, pero hay alguna excepción que confirma la regla. En lo
más alto de la lista, personalmente, colocaría a E. L. James y su trilogía Cincuenta Sombras de Gray. Considero que
los tres tomos son repeticiones de sí mismos, con personajes planos a los que
le ha intentado dar una profundidad psicológica, sin éxito, extravagante y
rozando lo esperpéntico. El erotismo que pretende mostrar resulta de todo menos
sugerente, la historia es gris y repetitiva, sin ninguna clase de emoción ni
objetivo que guíe a los personajes. Pero, sobre todo, lo que más aborrezco es
lo terriblemente desinformativo que resulta esta saga sobre el mundo del
erotismo, de la dominación y, en última instancia, del BDSM. Nos pinta una
escena machista y un origen rocambolesco al más puro estilo freudiano que en
absoluto tiene un ápice de verdad ni de parecido con la realidad.
Los demás, sin centrarme en autores
concretos, diría que todos aquellos que no ponen cuidado en lo que escriben.
Hay ciertos pecados imperdonables en un escritor, como no poner atención en su
ortografía, su léxico o sus diálogos, y por desgracia me he encontrado unos
cuantos de esos pecadores. Especialmente en los que se deciden por la
autoedición, ya que pocos contratan un servicio de corrección previo.
Menciona dos libros de escritores que recomendarías. ¿Porqué?
El Nombre del Viento, de Patrick Rothfuss, porque cuenta una
historia profunda, con una riqueza de detalles y de ambientación
espectaculares, unos personajes complejos y únicos, y una originalidad
inaudita. Todo ello, contado con un lenguaje tan sencillo y tan natural que
abruma ver lo que se puede llegar a hacer escogiendo las palabras adecuadas.
Una obra maestra.
El Temor de un Hombre Sabio, del mismo autor, segunda parte del libro
que he mencionado. Lo recomiendo por las mismas razones y añado que sólo tiene
una única pega: seguimos esperando desesperadamente la tercera parte.
¿Si tuvieras algún poder cual sería? ¿Para qué lo usarías?
Supongo que me encantaría poder dotar de
empatía a las personas, abrirles los ojos y hacerles ver lo que realmente hay
en el mundo. Muchos problemas de nuestra sociedad, desde las guerras hasta el
cambio climático, podrían solucionarse si las personas fuésemos más empáticas
con nuestro entorno. Es algo que también intento hacer a través de lo que
escribo.
¿Qué cambiarias de las personas, para tener un mejor lugar para vivir?
Precisamente eso, su empatía, su capacidad
para ponerse en el lugar de otras personas y pensar en el bien común, dejando a
un lado el egoísmo.
¿Cuál es tu mayor temor? ¿Por qué?
Irme sin dejar huella. Que un día todo
termine y mi vida no haya sido útil, que no haya hecho nada para hacer de este
mundo un lugar un poco mejor.
Sin duda alguna, un mapache. Son
achuchables, simpáticos, curiosos, tranquilos y un poco desastres. También
saben defenderse si hiciera falta, pero son más de estar en su madriguera
felices comiendo uvas con sus pequeñas manitas. Y tengo las mismas ojeras.
¿Para ti, como escritor que tan importante es
interactuar con tus lectores?
Me resulta esencial.
Me gusta saber sus opiniones y lo que piensan de lo que escribo, saber si
realmente estoy consiguiendo transmitir lo que pretendo. Es la única forma de
mejorar día a día, escuchándoles.
Fue el día en que mi
libro consiguió ser el número uno de poesía en Amazon. Supuso un logro inmenso,
con cientos de ejemplares vendidos en apenas horas, y me demostró que todo era
posible. Gracias a aquello me descubrieron muchos nuevos lectores y recibí muy
buenas críticas, algunas de gente que admiro profundamente.
Describe un lugar
que represente a tu ciudad.
El Panteón de Hombres Ilustres y el Colegio de Nuestra
Señora del Pilar (y su capilla), por su espectacular arquitectura y escultura.
Me recuerdan a mis viajes por Europa y es como tener un trocito de sus
maravillas aquí.
Por último. ¿Qué experiencia te ha dejado todo lo que has hecho?
Me ha enseñado a recorrer un camino de
fondo con más tranquilidad y con más paciencia. He aprendido a ser perseverante
y a ver que el éxito no es algo inmediato, sino que hay que trabajarlo día a
día. Ahora tengo la calma necesaria para enfrentarme a todo lo que quiero
hacer, y pienso luchar por ello cueste lo que cueste.
Menciona los libros que son de tu autoría.
Eros: hedonismo y placer (próximamente, verano 2017). Antología de relatos eróticos cortos, donde sensualidad y
elegancia van de la mano.
Psique: los renglones torcidos (próximamente, verano 2017). Antología de relatos sobre enfermedades mentales para la concientización de la salud mental.
Azael (próximamente)
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