El quokka, un marsupial casi en peligro de extinción



Es una de las criaturas más adorables que existen, y su popularidad en los selfies es buena prueba de ello. El quokka es un bonito marsupial de pequeño tamaño (mide alrededor de 40 centímetros) nativo de la isla de Rottnest, que también se encuentra en el entorno de la ciudad de Perth, concretamente en la costa suroeste de Australia, y va camino de la extinción.
Aunque no es una especie de las consideradas en “peligro crítico”, la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza la clasifica a este encantador e inofensivo marsupial (Setonix brachyurus) como especie vulnerable.
Sus principales amenazas
Además de utilizarse en la investigación médica y de sufrir malos tratos por parte de personas sin escrúpulos, este animalito herbíboro suele ser presa de felinos, perros, aves y zorros. Por otro lado, el hecho de tener un carácter pacífico le ayuda a adaptarse a la presencia humana, sobre todo como consecuencia de su pérdida de hábitat.
Entre otras razones, por la deforestación y el desarrollo, a lo que hay que añadir el desarrollo de enfermedades como la distrofia muscular o la toxoplasmosis que los debilitan y llevan a una muerte temprana, con lo que se reduce la población.

Igualmente, cuando las madres se sienten estresadas o perseguidas por depredadores expulsan a sus crías de su bolsa. Un mecanismo de defensa que en situaciones críticas como las que está sufriendo la especie se traduce en una merma todavía mayor de la población.
Por un lado, la expansión de la agricultura ha reducido su hábitat, ya de por sí reducido, al tiempo que aumentan su vulnerabilidad frente a depredadores como los zorros o los dingos, cuya población ha aumentado en los últimos años. Otras amenazas son la invasión de su hábitat y los incendios.
El hecho de que sea una especie amigable (aunque pueden morder, ojito), por otro lado, no significa que no esté protegida. No solo se trata de hacerse selfies con ellos, sino de su manipulación y, en fin, de humanizarlos dándoles comida que les puede enfermar, e incluso de hacerles daño de forma deliberada.

Su hábitat natural son las zonas ribereñas, donde exista una fuente de agua cercana o áreas pantanosas y una vegetación espesa, como los bosques de eucalipto. De hecho, pueden escalar árboles pequeños y comen hojas, tallos, hierba y la corteza de muy distintas plantas.
Actualmente, se calcula que habrá alrededor de 4.000 ejemplares silvestres, lo cual supone una importante caída, si bien el inicio de su declive hemos de encontrarlo hace cientos de años. Justo cuando el ser humano empezó a colonizar su hábitat, a finales del siglo XVIII.
De mal en peor
El quokka, un marsupial casi en peligro de extinción
Antes de este momento, vivían en relativa armonía con pueblos aborígenes, y de hecho su nombre se debe precisamente a que el pueblo aborigen de Noongar lo bautizó con los nombres de Bangup, Quak-a o Bundeuo.

La llegada del “hombre civilizado” supuso un duro golpe para la especie, pasando de ser abundante a cada vez más reducida. Uno de sus principales enemigos, en efectos, son ellos mismos, puesto que su simpática apariencia (además, parecen estar sonriendo todo el tiempo) y afabilidad les ha traído serios problemas, dificultando su supervivencia como especie.
La sonrisa que lucen en los selfies es solo un falso espejismo. En realidad, la especie está pasándolo muy mal. A las amenazas que soporta se le sumó un grave incendio en su hábitat en 2015, que llevó a la especie al borde de la desaparición.
Ahora, solo dos años después de aquel devastador incendio, buena parte de su hábitat se ha convertido en un lugar mucho más peligroso para ellos, puesto que hay menos fuentes de comida para ellos, al tiempo que están más expuestos a depredadores.
Por otro lado, las poblaciones se han fragmentado a consecuencia del mismo. Un empeoramiento de su situación dentro de un contexto de por sí dramático, sobre todo por el continuo avance del desarrollo. Lo que antes era un espacio virgen, en el que los quokka podían vivir, está transformándose al paso del rodillo de la civilización en forma de la mencionada expansión agrícola, la urbanización y la dedicación del espacio a actividades recreativas.
Para acabar de empeorar el panorama, los conservacionistas temen que las sumas de amenazas sean insoportables para la especie, con el añadido de que los incendios son cada vez más intensos a consecuencia del cambio climático.
La desaparición del quokka supondría, por otra parte, una catástrofe para el ecosistema, pues es una especie autóctona que cumple un papel esencial en su equilibrio. Por lo tanto, protegerlo es hacer lo propio con el ecosistema de un área de gran riqueza biológica.
El quokka, un marsupial casi en peligro de extinción
Cómo puedes ayudarlos
Para ayudar a los quokkas es importante no alimentarlos ni hacerlos confiados, puesto que esa confianza puede traerles muchos problemas. Los expertos aconsejan no tocarlos siquiera e idealmente no acercarse a ellos.
Igualmente, apoyar las iniciativas de reforestación o detención de la deforestación en su hábitat, es decir, en Australia occidental, es otra manera de preservar su hogar y, en definitiva, la especie. Si bien, todo hay que decirlo, se trata de una responsabilidad política que deben abordar las autoridades locales y también las nacionales.
Como internautas, es clave hacer mención de su difícil situación en los comentarios de los selfies que los turistas se hacen con ellos, un auténtico fenómeno viral que de forma indirecta también les da una relevancia positiva. O, por ejemplo, difundir en los mismos los consejos apuntados por parte de los conservacionistas sobre el problema que supone querer ayudarlos dándoles alimentos o haciéndolos confiados.


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