Las mujeres muertas no lloran de Danilo Luna

Han transcurrido siete meses desde el asesinato de Bolat Vyagorov, un hombre de negocios, padre de familia y filántropo reconocido por llevar agua, salud y educación a comunidades marginadas de México.

La otra faceta de Vyagorov, la del asesino despiadado conocido como el Ruso que formó y operó debajo de las narices del Gobierno de México a Samedi, una organización de asesinos de élite, no la conoce casi nadie.

El caso continúa abierto, al menos oficialmente, pero nadie en la Procuraduría General de la República tiene verdadero interés en ahondar en la investigación.

Ciertamente no Julieta Bravo, la comandante de la División de Investigaciones Especiales que ayudó a Selene Vega, ex asesina de Samedi, a acabar con la organización.

Mientras el Gobierno de Kazajistán, a través del embajador Serik Morózov exige justicia por lo que clama fue un homicidio a un ciudadano respetable, la comandante Bravo ha decidido ocultar a sus superiores que Selene Vega sigue viva, e incluso que ha trabajado con ella en casos… fuera de lo ordinario.

Las dos mujeres sospechan que el embajador kazajo sabe de las actividades reales de Vyagorov y lo que busca es venganza, lo que ninguna sabe es hasta dónde está dispuesto a llegar para conseguirla.

Y también ignoran que un nuevo jugador está a punto de entrar al campo de batalla.

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