¡Saludos, chicos! Después
de estar unas semanas ausente en el espacio. Regresamos con una nueva reseña
sobre el libro titulado “La trama oculta de
la epidemia” del escritor José María
Merino, aunque, en esta ocasión cambiamos totalmente el género literario
que siempre leemos, me pareció una buena idea hablar de la temática del libro.
Toda la versatilidad
de un género reunida en el nombre de un maestro: José María Merino. Su nuevo
libro de cuentos y las claves de cada uno de ellos. ¿Qué lector no ha querido
conocer los secretos de un gran escritor? José María Merino, uno de los
principales culpables del actual buen estado de la narrativa breve en España,
nos regala algunas claves de su literatura. La trama oculta supone un paseo por
las distintas modalidades cuentísticas y miradas creativas del autor: en su
primera parte predomina lo realista, en la siguiente prevalece lo fantástico y hasta lo futurista y hay un broche final dedicado a la distancia más corta, el minicuento. Merino reúne en un solo libro, con este planteamiento, su estética y sus obsesiones en el género, al mismo tiempo que muestra la
llave de su origen y su escritura. Su trama oculta.
El libro titulado la
trama oculta de la epidemia aborda en cada capítulo, un tema en
específico sobre la industria alimenticia, cuáles son sus desventajas al
consumir productos procesados y, el
combate a la obesidad que varias organizaciones luchan por erradicar, pero
afectan los intereses de las compañías.
En el primer
capítulo llamado Próxima estación: El colapso
Nos encontramos con
estadísticas de nuestro país sobre el aumento del sobrepeso y la obesidad,
además de las enfermedades que se derivan al padecer esta enfermedad
aparentemente inofensiva. ¿Pero de dónde surgió este problema? El documento
Alimentos y bebidas Ultra procesados de América Latina muestra como en el 2000
a 2003, llegó una avalancha de comida chatarra generando cuantiosas ventas a
las industrias de este ramo comercial.
Donde provocó un
aumento en casos de obesidad y sobrepeso en el país, las entidades sanitarias
internacionales, tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS), la
Organización para la Alimentación y la agricultura (FAO), coinciden que las
razones fundamentales de esta problemática es la inexistencia de parámetros regulatorios para
las industrias alimenticias de alimentos procesados.
“México es el mayor
consumidor de productos ultra procesados en la
región de América
Latina, con 214 kilogramos al año por persona.”
Las organizaciones
que luchan con los efectos negativos de los productos procesados se cuestionan
porque no existe un impuesto a estas industrias, con la finalidad de
regularizar el contenido de azúcares y
calorías. Por otra parte, también mencionan que el etiquetado del contenido de
los productos debería ser más vistoso y
claro para el consumidor.
En el segundo
capítulo llamado Reacción de las grandes corporaciones.
Este capítulo me
recuerda al libro titulado “Blanco bueno busca negro pobre” del escritor Gustau
Nerín que hace una crítica a las organizaciones
ONG sobre la ayuda humanitaria al pueblo africano. La manera que publicitan a
su máximo esplendor la hambruna, la pobreza y las desgracias ajenas de aquellas
personas para sus propios beneficios.
“La culpabilización
empieza con una cuidadosa presentación del continente africano basado en el
miserabilismo”.
Con los nuevos
lineamientos que surgieron. Las grandes compañías no se quisieron quedar
afuera, utilizaron todo lo que estuvo a su alcance para no salir afectadas.
Realizando campañas de marketing social para fortalecer su imagen. Aunque,
oponiéndose a cualquier política efectiva que pueda afectarles, dejando al
consumidor la responsabilidad del problema de salud.
La credibilidad de las investigaciones que se hicieron sobre este tema
en particular quedó por los
suelos , en el 2015 la organización Coca Cola gastó casi 120 millones de
dólares donde los resultados finales de
los especialistas, no mencionaron los daños que ocasionan los
productos de sus
patrocinadores, asimismo; otros
medios reportaron que la
empresa había pagado a
nutriólogos y espacios cibernéticos para poder
recomendar sus productos como un snack saludable.
“El poder de la
industria y sus alianzas con instituciones y funcionarios Gubernamentales les
permitió participar en el diseño de regulaciones fundamentales.”
Con el simple hecho
de haber recibido financiamiento, muchas organizaciones se olvidan de las
sanciones que deben aplicar, donde los
más influyentes salieron más librados de las penalizaciones regulatorias. Las
industrias buscan nuevas estrategias a
su favor, entre las cuales están asociarse con asociaciones prestigiosas,
comprando patrocinios e intercambiando favores.
En el tercer
capítulo llamado te compro tu prestigio.
¿Te acuerdas de las
veces que solamente te tocaba pagar el proyecto del cuatrimestre pasado para
que pusieran tu nombre?, mira que gran coincidencia los patrocinios tiene casi
la misma mecánica:
“Pagar para aparecer
al lado de una entidad prestigiosa o de nombre rimbombante”
Sin duda, la gran
estrategia de todas las organizaciones que se menciona es realizar patrocinios
y estrechar lazos con instituciones estatales, ayudando a crear programas que
beneficien a un nicho en particular, donde sus productos envasados son los representantes
fundamentales. Sin embargo, la industria también crea fundaciones, institutos y
premios relacionado al cuidado de la salud donde saben que la crítica social no
se debe tomar a la ligera. Un ejemplo que utilizan las organizaciones es
certificarse para ser “amigable con el medio ambiente”, donde saben que las
críticas de ambientalistas pueden dañar su reputación y mucho más sus ganancias.
En el ámbito del
activismo por la salud alimentaria se ha llamado “nutriwashing” al conjunto de
tácticas de relaciones públicas que implica el “maquillaje” de un producto o
empresa para hacerlo parecer como saludable e inofensivo y a sus fabricantes
como interesados en la salud.
Una estrategia que
utilizan para poder posicionar sus marcas, promocionarse y publicitarse
acompañado de un bombardeo constante de desinformación en los medios de
comunicación.
Las industrias saben
que tienen que buscar nuevas estrategias porque las relaciones marcas-
asociaciones dejaron de ser “bien vistos” en el mundo, por los escándalos de
corrupción que salieron a la luz.
En esta desventura
misión, existen organizaciones que le apuestan incondicionalmente al activismo
de la salud, donde dejaron de tener relaciones con empresas que perjudican y
dañan la salud de los consumidores, y sobre todo abrazando la ética hacia la
causa que siguen. Docentes, investigadores, profesionales y estudiantes del
campo de la nutrición opinaron que los patrocinios con estas industrias
deberían cesar, al solo buscar su interés propio.
Mientras siguen las
medidas para neutralizar a las grandes
empresas de productos procesados, una nueva estrategia surge llamada NATIVE
ADS, un mensaje publicitario con un
mensaje de doble sentido. Las relaciones públicas con medios impresos,
políticos y de comunicación llegan para jugar un papel importante.
En el cuarto
capítulo llamado lo que ellas quieran.
En abril del 2014 se
publicó una modificación al Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de
Publicidad en el Diario Oficial para prohibir en televisión y cine, la
publicidad dirigida a niños de productos que no cumplan con los criterios
nutrimentales especificados, donde lamentablemente su aplicación sigue siendo
ambigua, donde los intereses de las
industrias siguen teniendo más poder en
los medios.
Las instituciones
relacionadas al cuidado de salud siguen siendo cuestionadas por su trabajo poco
ético, al beneficiar a las organizaciones.
Pasa su infancia y
adolescencia en León. Estudia Derecho en la Universidad Complutense de Madrid y
oposita para el Ministerio de Educación. Colabora con la UNESCO en proyectos
para Hispanoamérica. Dirige entre 1987-1989 el Centro de las Letras Españolas
del Ministerio de Cultura. Desde 1996 se dedica sólo a la literatura.
Como escritor, se
inicia en la poesía, pero termina escribiendo novelas y cuentos, siendo de este
género principal representante en España, teniendo un componente fantástico en
la mayoría de sus relatos. También ha publicado narrativa infantil y juvenil y
literatura de viajes. Junto con Juan Pedro Aparicio y Luis Mateo Díez escribe
con el apócrifo común de Sabino Ordás.
José María Merino
también se dedica a la crítica literaria, escribe artículos en las revistas
Leer y Revista de Libros, el periódico El País, entre otros, y es prologuista y
antólogo de diferentes autores. Asiste a congresos y conferencias sobre
literatura, en España y en el extranjero.
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