En un lejano pueblo, un hada
con un corazón egoísta quería gobernar, pero para conseguirlo deberá entregarse
al lado oscuro, sin importarle nada ni nadie.
El día pacto llegó. Una
noche oscura de luna llena la acompañó. El hada eligió el hechizo para llamar
al ser oscuro.
¡Empezó a recitar el conjuro
que cambiaría por completo su vida!
Un frío que
carcome los huesos, se hizo presente. Una dama con una hermosura y, una
mirada espectral se presentó ante ella.
—¡Hola, maldita! Mi nombre
es Misericordia —dijo ella.
—¡Hola! ¿Usted podrá
ayudarme a gobernar este lugar? — contesto el hada resentida.
—¡Claro, puedo ayudarte a
conseguirlo lo que deseás! ¡Pero que me puede ofrecer un hada! —
Respondió Misericordia con repulsión en su voz.
—¡Mi lealtad! —dijo el hada.
—Ja, ja ¡para que me
serviría tu lealtad! ¡si mi magia quieres tener, pruebas tendrás que hacer! — se rió Misericordia ante la ofrenda del hada.
—¡Tendrás que entregarme el
alma más preciada para ti! —dijo nuevamente. — El hada, quedó atónita
en ese momento, al visualizar a la persona que más quería.
Con un chasquido
Misericordia, hizo aparecer a la madre del hada. ¿acaso sería capaz de
visualizar la muerte de su progenitora?
—¡Mira, muy bien!¡Como se
convierte en polvo, lo más preciado que tienes! —dijo Misericordia riéndose.
Un hechizo conjuro el ser
oscuro que cubrió por completo a la madre del hada, donde en una instantánea en
polvo se convirtió.
— ¡Alto! — grito llorando.
—Pero al final era demasiado tarde.
—¡Vaya, vaya al final de
cuentas eres una más de ellas! — Se mofó Misericordia enojada.
Antes de marcharse el hada
lanzo el último hechizo gritando << ¡Un reino tendrás para
controlar, pero vacío tu corazón estará! >>.
Jaguar Coca
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