John
Marks es un prestigioso periodista norteamericano.
Ha
trabajado como corresponsal para US News & World Report y como productor
para CBS News 60 Minutes, donde ganó el Gracie Award. Como novelista, ha
publicado The Wall (1998), que fue seleccionada por el New York Times como uno
de los libros del año, y War Torn (2003), elegida por Publishers Weekly como
uno de los libros más destacados del año.
Su conocimiento del medio televisivo, le ha servido para situar sus
libros, sobre todo Tierra de vampiros (Fangland, 2007).
Evangeline
Harker, una joven pero experta productora de uno de los programas más vistos y
respetados de la televisión norteamericana, La
hora, es enviada por su jefe a Rumanía para investigar la figura del
legendario criminal Ion Torgu. Evangeline consigue entrevistarse con Torgu y a
partir de este momento, desaparece de la faz de la tierra. En las oficinas de La hora en Nueva York, se empiezan a dar
sucesos muy extraños: un compañero ha muerto súbitamente y dos más se han
suicidado. Encima, parece imposible editar nada en las salas de vídeo, porque
todas las cintas parecen infectadas por un extraño ruido que se filtra en las
grabaciones...
OPINIÓN DEL CONEJITO PELÓN
El
libro en cuestión presenta una narración bastante árida que desvirtúa el mito
del vampiro. Sí, es una suerte que se trate de criaturas que respetan el temor
a la oscuridad y ciertos aspectos más clásicos del mito… pero, por lo demás,
convierte a dichas criaturas en unos zombies cuya naturaleza no queda del todo
clara (todavía estoy esperando alguna alusión a los colmillos, y eso que ya
terminé la lectura).
Nos encontramos con una historia
narrada por varios personajes; sin embargo, no existe distinción cuando cambia
a uno a otro, por lo que crea una sensación de confusión en la que no se
comprende quién habla o qué sucede. Es, a fin de cuentas, una novela difícil de
seguir como consecuencia de una estructura caótica.
Además, encuentra uno de sus mayores
fallos en el propio argumento; nos encontramos frente a un contenido casi
plagiado del Drácula de Bram Stoker, pero sin la calidad literaria ni la magia
de éste. Sin duda, una trama alargada hasta la extenuación que aburre ya a
partir de las cincuenta primeras páginas. Asimismo, cae en todos los errores
posibles que se puede tener a la hora de escribir un libro: hazañas que se
alejan de la trama principal, páginas insustanciales de relleno, bandazos
argumentales de una dirección a otra sin saber muy bien qué contar… en
definitiva, una amalgama de palabras deslavazadas que no saben muy bien hacia
dónde ir. El único (y dudoso) mérito que logra el autor en este cuadro de sopor
es que aprendas a odiar a los personajes, vacíos de principio a fin. Su
caracterización ralla lo incongruente, sin llegar a tener muy claro qué tripa
se le ha roto a cada cual.
Y, por si fuera poco, el final queda
tan en el aire que no se llega a tener claro cómo termina realmente. Confieso
que tuve que retroceder en la lectura con la esperanza de encontrar alguna
pista que me llevara a comprender su cierre, pero simplemente se quedó en eso;
en una vana esperanza.
En síntesis, una idea que se queda
en tierra de nadie y que poco aporta a las historias de vampiros. La sinopsis
de la contraportada engaña, ya que el autor no logra enganchar ni captar un mínimo
de interés durante la narración; sin duda, muy poco recomendable. Ni siquiera
su punto gore logra salvar una historia condenada desde su más tierno inicio.
COMPRAR.
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