No a
los 16, no.…la primera vez con ese vecino que te pone mogollón, esa primera vez
a los 40, con la que llevas soñando un año, cada vez que subes y bajas en el
ascensor con él que sólo te habla del tiempo mientras tú imaginas todo y que
por suerte un día llega, pero que acaba como nunca habías imaginado porque...
—¿Dónde
está el preservativo?
—No
sé...yo no me lo he quitado, ¡¿lo tendrás dentro...?!
—¡Te
lo has quitado! ¡Tú te crees que esto es un aspirador? No hijo no, ¡eso es que
te lo has quitado, que has dicho que te daban alergia!
Después
de discutir dónde podía estar el preservativo, él decide llamar por teléfono a
urgencias y preguntar.
—Sí,
suele pasar, lo mejor es que vaya a un hospital a que la vean.
—Te
acompaño.
—Nooooo,
tú ahí tranquilito, ya te digo que voy para nada, porque repito esto no es un
as-pi-ra
-dor, pero bueno, te has empeñado pues voy.
Una
vez en urgencias el médico en plan, espeleología en mi jardín, mete unas pinzas
tamaño: hago punto con mi abuela los domingos, y saca el preservativo que
estaba ya, después de tanto empujón, a la altura de la garganta.
—Señora
casi habría sido más fácil sacarlo por la boca.
—Muy
gracioso oiga y no me llame señora que tengo sólo 40.
—Pues
sí, ahí estaba.
—¿Es o
no un aspirador?
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