Amador es un poli pasado de rosca, sin nada que lo
ate a la vida. Rinde un postrer homenaje a Pepi Méndez el día de su entierro.
Sin embargo, algo le remuerde: no fue capaz, en su día, de sincerarse acerca de
todo lo que supo sobre la súbita desaparición de Julio, el hijo preferido de
Pepi. Ahora tendrá que hacerlo, sí o sí, frente a los ojos de Lucía, la hija
menor y hermana de Julio.
Tal es el arranque de “Ladridos en la Noche”. Un
viaje a la desesperación de la pista falsa y de la media verdad. Al temor a
tirar de la manta, por miedo a que la manta se te convierta en una soga al
cuello. Un cordel del que pende la vida política e institucional de una ciudad.
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